Hacer lo mismo que en el ejercicio anterior pero con los dedos completamente extendido
Pero va a ser mucho mejor si tampoco puedes vernos apostilla el calvo, tapando sus ojos con otro de los pañuelos que deambulan por la habitación de Amaya. Entonces sí que te gustará tener que imaginar, un segundo antes que sucedan, todas las caricias que pensamos hacerte.